Como decía en la última
entrada, los temas y restricciones temáticas que algunos concursos exigen son
de lo más extravagante. Pueden encontrarse, además, todo tipo de condiciones y
limitaciones ciertamente curiosas que afectan a otros aspectos, como la
extensión de las obras enviadas:
1. Se acostumbra a requerir un
número de versos, de páginas o de caracteres razonable, en relación al género
literario para el que se ha creado el premio, además de condiciones de tipo de
letras márgenes y espaciado que unifiquen los criterios. Pero no siempre ocurre
así, como en este caso, que solicita relatos
“cuya extensión máxima sea de
tres folios y su extensión mínima sea de tres párrafos”.
Lo de los tres folios resulta
comprensible, pero los tres párrafos ofrecen algunas dudas porque, ¿qué ocurre
si tres párrafos resultan más extensos que tres folios? Nos encontraríamos
entonces frente a una inquietante paradoja, una extensión del relato mayor y
menor que el máximo al mismo tiempo, una verdadera aberración matemática.
2. Lo más divertido, sin embargo,
siempre tiene que ver con el tema y las restricciones del contenido. Sin
ninguna jerarquización en la categoría de los absurdos, procedo a exponer y
comentar algunos exemplos:
En un concurso de
microrrelatos que exige comenzar los textos con una frase determinada impuesta
por los organizadores, se puntualiza que
“los microrrelatos no deberán
contener ningún tipo de insultos,
expresiones peyorativas, descalificativos, expresiones discriminatorias, así
como tampoco incitaciones a la violencia ni amenazas”.
Esto complica enormemente la
escritura, no sé si ha reparado en ello la comisión convocante. Uno podría
pensar que con estas condiciones, lo mejor sería escribir sobre flores, pero ¿qué
hacer entonces ante la necesidad de hablar de los capullos? La opción entonces, tal vez sea un escenario bucólico sin
alusión a los vegetales pero ¿habría que evitar referirse a cerdos, vacas, conejitos? Tampoco
los espacios marítimos parecen apropiados ante el peligro de mencionar a los besugos y las ballenas. ¿Y la vida doméstica? Ni hablar, si hay que insinuar la
existencia de algún mendrugo.
Y aún peor, diría yo, es lo que
afecta a la morfosintaxis: nada de diminutivos ni de aumentativos, nada de
cuantificadores como más, menos, muy, poco, o de
superlativos como el mejor o el más, que sugieran la existencia de
alguien que es peor o que es menos, y nada de prefijos con valor negativo como in- (infiel) o des- (desconsiderado).
3. Por una línea similar,
aunque tal vez algo más ingenua, deambulan estos organizadores de un concurso
de Cataluña:
“La temàtica és totalment
lliure en totes les modalitats del concurs. No s'acceptaran aquells escrits que
afectin alguns dels principis següents: dret a l'honor, a la intimitat personal
i familiar, respecte a la dignitat de les persones, i no discriminació per
motius d'ètnia, sexe, religió, opinió, nacionalitat, discapacitat o qualsevol
altre circumstància personal o social.”
[“La temática es totalmente
libre en todas las modalidades del concurso. No se aceptarán aquellos escritos
que afecten a algunos de los siguientes principios: derecho al honor, a la
intimidad personal y familiar, respeto a la dignidad de las personas, y no
discriminación por motivos de etnia, sexo, religión, opinión, nacionalidad,
discapacidad o cualquiera otra circunstancia personal o social.”]
Está bien que primero admitan
cualquier temática e inmediatamente después digan que no. Está bien que se
preocupen de salvaguardar los valores democráticos, aun en detrimento de los
literarios. La última condición, sin embargo, “cualquiera otra circunstancia
personal o social”, es inadmisible. “Cualquiera otra” lo incluye absolutamente
todo, desde el primer momento de la existencia. No se me ocurre cómo no
contravenir esta exigencia salvo enviando un relato con protagonistas
vegetales, animales, objetos parlantes o extraterrestres, y eso sí, en ningún
caso organizados socialmente.
4. Otro certamen, destinado a “poetisas”
(el término ya provoca urticaria por cursi, ñoño y sexista) pretende “promover los
valores republicanos sobre todo en los núcleos juveniles”, y aclara:
“Estos valores se pueden
resumir en: la Igualdad, la Fraternidad, la Libertad, la Laicidad, la
Solidaridad, la Justicia social, económica y política, la NO Violencia, la
diversidad como valor de respeto e igualdad, la participación ciudadana y la
profundización democrática, etc.”
Parece que los organizadores
confunden formas de Estado con formas de gobierno. No sé si han pensado en la República
Popular Democrática de Corea, en la República Islámica de Irán o en la República
de Cuba. De todas formas, como que los valores enumerados no incluyen la
decapitación del monarca ni el sufragio universal (hablan solo de “participación
ciudadana”, pero también participa la ciudadanía norcoreana en los
multitudinarios desfiles que organiza regularmente el gobierno de la
República), uno no sabría exactamente (en caso de ser poetisa republicana) a qué atenerse a la hora de enviar un
original.
5. Y no me digan que estos no
son unos cachondos:
“Podrá participar en este
certamen todo micro relato [sic] que,
con un máximo de 100 palabras, trate un tema micológico en cualquiera de sus
variantes. [...] el jurado valorará primordialmente narrativa y macromicetos
[...] siendo entregado el galardón correspondiente al microrrelato ganador,
durante la comida de confraternización que para socios y simpatizantes se
celebrará [...]”.
Lo que no especifican las bases
es si el menú consistirá solo en la ingestión de las setas más variadas o
incluirá también la deglución de los micomicrorrelatos. En cualquier caso, lo
más inquietante es el término confraternización.
6. Lo mejor lo he dejado para
el final. Son todos aquellos concursos que tienen el amor como tema:
- Este me hace dudar de la
teoría de los géneros no sexuales sino narrativos, ya que solicita
“treballs en prosa que
s'englobin dins del gènere de relats barcelonins eròtics”.
He buscado por todas partes el
género “relato barcelonés erótico”, sin éxito. No encuentro de todas formas que
baste con eso para condenar el premio. El género tal vez aún no está descrito,
pero puedo imaginarlo: las narraciones incluirán coitos en la Rambla, orgías
multitudinarias al pie de la Sagrada Familia, sexo oral en los rincones
discretos que ofrece la Plaça de Catalunya, y muchas otras cosas que se me
ocurre que se pueden hacer en Barcelona, aunque dicen que Amsterdam y Las Vegas ofrecen más
posibilidades.
- Este otro me trastorna
intensamente:
“Podrán participar, sin límite
de edad, todas aquellas personas [...] que lo deseen, enamorados, desamorados,
ilusionados, desengañados, fieles, infieles, amantes, novios, casados... Los
temas de las cartas serán el AMOR o el DESAMOR. Las cartas de amor o desamor
podrán ser dirigidas a personas u objetos personificados, sin distinción de
sexo, edad, color o rango.”
Las posibilidades combinatorias
son considerables, pero las más desconcertantes serán sin duda las que incluyan
a esos “objetos personificados”. ¿En qué pensaban los convocantes? ¿En un
consolador de 19 años, caucásico, funcionario de carrera y bígamo desengañado?
- Por último, otro de
“literatura romántica” que, no puedo negarlo, me conmueve:
“Se admitirán obras incluidas
dentro del género de la literatura romántica en todos sus subgéneros y recursos
literarios (paranormal, regencia victoriana, histórica, chick-lit, sentimental, medieval, timetravel, suspense, vaqueros, erótica, jeques, etc.).”
Lo de los jeques sobre todo;
eso me ha llegado al corazón. Es verdad que los vaqueros y los templarios ponen
mucho, pero los jeques... con todos esos millones, esos Rolls-Royce, esos
caballos pura sangre y esas túnicas provocativas que esconden tesoros aún más
admirables...
Foto: http://es.ioffer.com
3 comentarios:
Sería interesante convocar un premio de relatos sadomasoquistas. La dotación, en coherencia con dicha convocatoria, podria consistir en un primer premio consistente en recibir una brutal paliza. El segundo premio, seria propinar tal paliza. El tercero, ya en categoría voyeur, admirar en primera fila todo el espectáculo, a poder ser con salpicaduras de sangre incluidas.
Eso sí, el mínimo se establecería en tres párrafos y el máximo en tres páginas, como debe ser.
El problema del sadomasoquismo es la adicción, precisamente en los tres sentidos que apunta usted: víctima, verdugo y voyeur, la llamada regla de las tres uves. Así que su propuesta saldría bien la primera vez, por la novedad, pero en las sucesivas convocatorias habría que ir incrementando siempre la cantidad: tres páginas, tres párrafos, tres palizas (regla de las tres pes).
Recuerdos a su querido abuelo, el señor Wiston, que espero que se encuentre en vías de recuperación.
Gran anàlisi. Molt interessant!
Publicar un comentario