lunes, 10 de junio de 2013

El soneto sobre el soneto (IV): un soneto de Borges


Aunque son más frecuentes los sonetos que hablan sobre la construcción del soneto y, entre ellos, muchos los que siguen el modelo de Lope –de los que ya he ofrecido una amplia muestra pero sobre los que volveré con más ejemplos–, dentro del metasoneto pueden incluirse también aquellos que hablan de significación del soneto como productor de pensamiento –más allá de su mera exposición formal, como los anteriores– o incluso de su historia. Ejemplo de este último tipo –aunque también hace referencia a la combinación de cuartetos y tercetos– es el poema de Jorge Luis Borges «Un poeta del siglo XIII», perteneciente a El otro, el mismo, en que el autor imagina el momento en que el primer soneto se muestra ante su creador, un poeta del siglo XIII (frecuentemente se atribuye la invención del soneto, o tal vez sería más exacto decir el descubrimiento, y esa es la propuesta de Borges, a Giacomo da Lentini), como una revelación, tal vez del mismo Apolo, que es lo mismo que hablar de un hallazgo producto del azar.

         Borges, pues, utiliza la forma soneto para escribir sobre el nacimiento del soneto, lo que justifica la inclusión del poema en estas notas dedicados a este tipo de composiciones metapoéticas. Por otra parte, el texto presenta otras frecuentes obsesiones borgesianas tales como el laberinto (último terceto), el tiempo circular («Acaso le ha llegado / del porvenir y de su horror sagrado») o la imagen microcósmica, con la identificación de ese arquetipo revelado por Apolo, el soneto, con un espejo del universo, «un ávido cristal que apresaría / cuanto la noche cierra o abre el día»:

UN POETA DEL SIGLO XIII
        
Vuelve a mirar los arduos borradores
de aquel primer soneto innominado,
la página arbitraria en que ha mezclado
tercetos y cuartetos pecadores.

Lima con lenta pluma sus rigores
y se detiene. Acaso le ha llegado
del porvenir y de su horror sagrado
un rumor de remotos ruiseñores.

¿Habrá sentido que no estaba solo
y que el arcano, el increíble Apolo
le había revelado un arquetipo,

un ávido cristal que apresaría
cuanto la noche cierra o abre el día:
dédalo, laberinto, enigma, Edipo?