sábado, 23 de marzo de 2013

De Principia

Hoy, 23 de marzo, es el Día Meteorológico Mundial (todas estas cosas acostumbran a escribirse siempre con mayúsculas, porque así hasta el más tonto, y sobre todo los más tontos, entiende que es algo muy importante), he descubierto involuntariamente nada más empezar a navegar por Internet esta mañana. He subido entonces un poco más la persiana (aún estaba amaneciendo) y he podido advertir, con cierta decepción, que la atmósfera no presentaba síntomas significativos de unirse a la celebración: un cielo bajo y gris, efecto de las nubes litorales típicas del cambio estacional. Nada de ventiscas, o de violentas tormentas tropicales, ni siquiera un modesto tornado mediterráneo.

No es de extrañar, si lo pienso bien. El jueves, por ejemplo, 21 de marzo, era el Día Mundial de la Poesía, y pese a que me esforcé más de lo acostumbrado en observar y escuchar a mis congéneres, no sospeché ni rastro de poesía hasta que, a punto ya de pasar la hoja del calendario, pude disfrutar en casa de unos breves instantes de lectura.

Los llamados “días mundiales”, al fin y al cabo, tienen esa función. Dan una oportunidad a diferentes asociaciones o instituciones para conseguir (por usurpación) notoriedad por un día, o para acreditar que se interesan en una cosa que en realidad no les preocupa lo más mínimo. Ambos impulsos, el afán de una efímera gloria y el ardid demagógico, han provocado la proliferación de días mundiales, hasta el punto que cada día del año ya está mundializado, y en ocasiones más de una vez, sometidos como estamos a la limitación de la órbita solar. Tal es el caso del citado Día Mundial de la Poesía, que comparte cartel con el Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial, el Día Forestal Mundial, el Día Europeo de los Archivos y el Día Mundial de la Marioneta.

Más fácil lo tienen los pobladores del planeta extrasolar Principia, situado en la constelación Hathi Near 17. Para empezar, la órbita del planeta alrededor de su estrella, Única, es de 4132 días, lo que les permite disponer de un número de días mucho mayor que el nuestro para dedicarlo a cualquier cosa. La otra ventaja la proporciona el nombre del planeta, Principia. Aquí tenemos “días mundiales” pero allí tienen “días principales”, con lo que sus habitantes conservan la facultad de dedicar otros días a la actividad celebrada fuera del “día principal”.

De todas formas, la costumbre de los días principales comporta también algunos problemas, como en la Tierra la de los días mundiales, eso sí, con las diferencias derivadas de la idiosincrasia del planeta. Pondré solo un ejemplo, aunque suficientemente ilustrativo:

La civilización de Principia, sensiblemente más avanzada que la nuestra, decidió dedicar el día 6 del mes 66 al asesinato. La jornada anual fue llamada “Día Principal del Asesinato y la Ejecución”. Dado el desconcierto que produjo en la población las posibilidades que ofrece el adjetivo “principal”, las autoridades de la PONU (Principal Organización de Naciones Unidas) decidieron legislar la excepción, convirtiendo el día en único, en honor a su estrella, con lo que la fecha pasó a llamarse ya en su segunda edición “Día Único del Asesinato y la Ejecución”. A partir de entonces, los condenados a muerte solo podían ser ejecutados el 6 del mes 66 de cada año, los ciudadanos de los diferentes Estados debían esperar siempre hasta esa fecha para consumar los actos de venganza que implicaran la muerte de otro semejante, los gobiernos solo podían declarar la guerra a otros países en esa misma fecha, desplegando sus ejércitos y haciendo uso de sus armas solo hasta las 24h de ese día, no pudiendo reanudar las operaciones militares hasta un año después, y las revoluciones y sublevaciones independentistas quedaban igualmente limitadas.

Al principio, a todo el mundo le pareció bien, pero pronto se evidenciaron los inconvenientes. Al cabo de cada larguísimo año de 4132 días, las cárceles estaban atestadas de condenados a muerte esperando el aplazado cumplimiento de la sentencia, con lo que acabaron proliferando los indultos, práctica que ocasionó furibundas oleadas de indignación entre las asociaciones de víctimas. Por otro lado, aumentaron los casos de depresión, dada la obligación de los individuos de reprimir sus ansias asesinas particulares durante tanto tiempo. Y peores fueron, si cabe, las consecuencias en política internacional, a causa de la imposibilidad de modificar las fronteras salvo de forma desesperantemente parsimoniosa, de independizarse o de acabar de un golpe con los gobiernos dictatoriales.

Al final, la PONU eliminó el Día Único del Asesinato y la Ejecución del calendario, cosa que hizo de Principia un planeta mucho más feliz aunque también más peligroso e inestable.

2 comentarios:

Blancaneus dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Blancaneus dijo...

Sí, ocurre que pienso principalmente que..., y lo que no pienso principalmente, no sé cómo lo pienso, y quizás lo mejor sería una manera única de pensar, pero más bien no, con lo cual inventarse un planeta que se llamara El Anárquico, qué tal? No, mejor aclararse las ideas, o parecerlo.