Los dirigentes de este país (porque es el que conozco), y da lo mismo
que tengan un escaño en el Parlamento que acampen en una concejalía de
cualquier ayuntamiento, observan la verdad a distancia como se hace con
un animal que se sabe peligroso, al que se puede fotografiar o disparar,
según la inclinación de cada cual, y al que en todo caso hay que
mantener encerrado y sedado en todo momento. De aquí que cualquier
discusión sobre cumplimiento de programas y promesas, presupuestos,
previsiones económicas o identidad nacional, por ejemplo, no sean más
que una cuestión zoologica.
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