Comienzo a publicar hoy una serie de sonetos
de Mario Loppo de carácter marcadamente festivo y que forman parte, al parecer,
de un juego a tres bandas con otros dos participantes, que reciben el nombre,
no sé si real o ficticio de “Rafael” y “Tere”. Parecen, como digo, parte de una
conversación sonetística, tanto por el tema constante de la tortuga,
explicitado en el segundo poema de la serie, como por las rimas, claramente
obligadas, pero no he encontrado constancia siquiera parcial de las probables
respuestas de los otros implicados y ni una anotación de Mario. En cuanto al
orden, los poemas sí están numerados, y escritos, a mano, en folios distintos.
Como en otros casos, importa menos el valor
literario de los textos (su intención lo descarta) que el documento de su misma
frivolidad, el contrapunto que constituyen frente a otros escritos “serios” de
su autor y que muestran esa (¿calculada?) disparidad de su carácter.
He aquí el primero de ellos:
Me sale qué sé yo como del pecho
un verso que tal vez es un capricho.
En cualquier caso, digo, ya está dicho,
y si lo miro bien, ya he escrito un trecho.
Loco seré si no saco provecho
de esta ocasión y escribo sobre un bicho
que Rafael nombró y que ocupa el nicho:
si ayer fue vida (es ley), hoy es desecho.
Ignoro si era joven, o hembra o macho.
Me importa solo el animal pachucho
perdiendo el brío y menos vivaracho
y mostrando en su rostro paliducho
la hora del fin, igual al populacho
que al ricacho, nos
guste poco o mucho.
Mario Loppo
2 comentarios:
¡Vaya! También es entomólogo nuestro
querido Mario Loppo. Cuando me escapé de mi cuento, me pidió que me pasara por la fábula de la cigarra y la hormiga. ¡No sospeché, entonces, su afición a los bichos! Siempre nos sorprende con algo nuevo. Por esto me gusta Mario Loppo.
No he querido nunca entrar en aspectos más oscuros de la personalidad de Mario y tal vez ofrezco una visión demasiado amable de él. De todas formas, es cierta su tendencia al juego (excluyendo tal vez el de los médicos, puesto que él ya lo era).
¿Así que te has escapado de un cuento, Blancaneus?
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