jueves, 11 de agosto de 2011

Una mujer desnuda es un enigma

Reflexiono sobre lo que Enric me ha contado de Conxita. No me hace falta demasiado para convencerme de lo que se refiere a la cuestión del soneto. Por lo que he podido ver en los textos que Mario Loppo me envió, que de momento solo he leído parcialmente, y sobre todo por lo que llegué a conocerlo y a tratarlo, era dado a la broma intelectual, a la ironía y la parodia, a los juegos de ingenio, e incluso, más allá de lo puramente literario, en su conducta habitual, en los actos y conversaciones más intrascendentes, siempre se movía en esa duplicidad, entre lo cómico y lo serio, la diversión y la fatalidad. No sé a cuál de las dos imputar el enigma que envuelve su propio destino y ni siquiera me atrevo a emitir más que una vaga hipótesis sobre las pocas cosas que sé de cierto, fragmentos de un rompecabezas que solo puede completar la imaginación de un dios, y que tal vez ha fabricado un loco.

Está, por ejemplo, lo de la mujer misteriosa de la visita, “una mujer de unos treinta y tantos, rubia, con el cabello ondulado, ojos claros, grises o azules, más bien alta, muy guapa”, según la descripción que hacía Conxita. Aún no he tenido oportunidad de examinar el registro de visitas del centro penitenciario. A la espera de que Dani regrese de sus vacaciones, he encontrado, sin embargo, entre los textos de Mario Loppo, una página que parece ofrecer alguna luz sobre el asunto. Se trata de un breve poema que consta de cuatro cuartetos y que parte de un verso de otro Mario, Benedetti, el conocido “Una mujer desnuda y en lo oscuro”.

Lo interesante del texto (las consideraciones sobre sus propósitos literarios las dejo para más adelante) es tanto su dedicatoria, “Para Elisa, más allá del verso”, como una fotografía de una mujer desnuda, tengo que suponer que esta misma “Elisa”, que encontré enganchada con un clip a la página que contenía el poema. La fotografía, que rehúso reproducir, muestra una mujer desnuda, en una casi completa oscuridad apenas aliviada por la luz nocturna que penetra a través de la ventana por la que mira, de espaldas, por lo que no puede distinguirse su cara (solo puede apreciarse la coincidencia de un rasgo de los apuntados por Conxita, el cabello ondulado). Como en el magnífico texto citado de Benedetti

Una mujer desnuda y en lo oscuro
tiene una claridad que nos alumbra
de modo que si ocurre un desconsuelo
un apagón o una noche sin luna
es conveniente y hasta imprescindible
tener a mano una mujer desnuda,


ese poeta de la claridad, de lo indiscutible, revelador de la difícil evidencia, redescubridor de lo elemental, ese cuerpo desnudo parece irradiar una poderosa luz que nos ilumina, no sé si por las propiedades naturales del cuerpo desnudo de la mujer o porque resulta realmente difícil fijar la vista en otra parte, una vez advertida la desnudez (y ya que del resto de la fotografía, también hay que admitirlo, casi nada se distingue).

En el reverso de la fotografía, puede leerse la siguiente nota dedicatoria, escrita con una letra que en nada se parece a la del doctor y que parece efectivamente femenina:

Querido Mario, espero que ahora tu encierro te sea más tolerable. Piensa en mí. Te quiero.

E.

La “E.” será seguramente Elisa, a quien Loppo dedica el texto, teniendo en cuenta, sobre todo, que la fotografía, como he dicho, acompañaba al texto. Lo que no sé cómo tomarme es el propio poema de Mario Loppo, que reproduzco aquí, sin más comentarios por el momento:

Una mujer desnuda

Para Elisa, más allá del verso

Una mujer desnuda es un enigma
Mario Benedetti, “Una mujer desnuda y en lo oscuro”

Una mujer desnuda es un enigma,
pero todo misterio llega al punto
de dejar de pensar en el asunto.
Y es que todo en el fondo es un enigma.

Cualquier desnudo es de lo más normal
ya se mire de frente o de perfil.
Puede que en verso sea más sutil
mas todo el resto es hueso de animal.

Para escribir los versos da lo mismo
si la viste vestida o no la viste.
No será tuya, es cierto, y será triste
su ausencia, que será tu catecismo.

Será un enigma una mujer desnuda,
y aunque al final tanta ternura agota,
de todos modos, canta tu derrota,
y aprende a Benedetti o a Neruda.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Una mujer desnuda puede ser una incógnita, pero las mujeres, como las espadas, como mejor están es desnudas, sin duda alguna.