martes, 24 de enero de 2012

...Y te digo al oído que estoy vivo

... Y te digo al oído que estoy vivo. Así acaba el soneto de Mario Loppo que hoy publico. Se trata de un texto de temática erótica, infrecuente en un autor más tendente a las reflexiones existenciales, o incluso a la poesía social, antes que a la amorosa. El soneto no está dedicado y no he encontrado ninguna anotación que pudiera ayudar a su interpretación; así que, sin más comentarios, lo reproduzco aquí:

En mi imaginación, no tienen peso
esas caderas que mi lengua toca.
Si han de morir mis labios en tu boca,
¿podré saber al menos a quién beso?
Quiero sitiar tu nombre, y yo estoy preso
en otro nombre que tu sueño evoca:
en él soy polvo y aire y muda roca
que ni espera ni siente ni anda en hueso.
¿Quién hay detrás de ti y de mí que no nos deja
dar el cuerpo al deseo, al alma al fuego?
Miro en tu espalda el rastro inquisitivo
de mi mano imposible, la perpleja
línea del roce que a tu piel entrego,
y te digo al oído que estoy vivo.
Mario Loppo

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Pero qué soneto más bonito! ¡Qué fluidez, qué soltura de palabras! Aprovecho para felicitar a Caperucita Roja y a Mario Llop (¿que no lobo, verdad...?

Teresa T.

Ramón Sanz dijo...

Muchísimas gracias, Tere. Quiero decir que Mario, si lo supiese, estaría muy contento de tu comentario, que yo agradezco en su nombre.

Blancaneus dijo...

Recuerdo, Mario, cuando estuvimos hablando de Roger Rabbit.