Crónica de una presentación, por Andrei Distrievich

La Biblioteca Joan Coromines de El Masnou celebró, el pasado viernes 16 de diciembre, la presentación de la obra ganadora del V Premi Especial de Poesia Goleta i Bergantí 2010, Els pressentiments exemplars, publicada por Viena Edicions, obra de Màrius Llop, a título póstumo, y de Ramón Sanz.

El encuentro, que contó con la presencia de ambos autores, estuvo coordinado y presentado por la directora de la biblioteca, Anna Fincias, y tuvo como invitados, además de los referidos autores, a Jaume Oliveras, concejal de Cultura de El Masnou, Enric Viladot, de la editorial Viena, y Joan de Boher, cuentacuentos.

Una desafortunada serie de imprevistos provocó que los autores no llegasen a la hora prevista, las 7.30 de la tarde, por lo que el orden previsto del acto sufrió algunas variaciones. Así, la coordinadora dio paso en primer lugar, a la espera de la llegada de los autores extraviados, ilocalizables, y ausentes, a Joan de Boher, que interpretó su espectáculo para adultos Contes petits per a Gent Gran, que reúne elementos musicales, teatrales y narrativos.

Con la llegada de los traspapelados autores, tomó la palabra Enric Viladot, que analizó detenidamente los entresijos de la obra presentada, destacando su naturaleza paradójica, la alternancia entre el fragmentarismo expresivo y las estructuras más discursivas, y la enigmática personalidad de su protoautor, Màrius Lop, y su relación con el coautor-editor Ramón Sanz. Su exposición no exploró, sin embargo, otros territorios y concluyó sin buscar el nexo entre ambos a través del psicoanálisis. Para ello hubiera tenido que eludir la huella narcisista que supuso para el primero de los autores mencionados la doctrina freudiana, combinada con la influencia de Copérnico y Darwin, quienes le aportan el fundamento último de una filosofía idealista que sitúa al sujeto en un lugar similar al de la figura de Dios en la Edad Media; sede de la razón que dejó atrás su infancia para, alcanzada su mayoría de edad, ejercer el gobierno desde dicha razón. El psicoanálisis, por su parte, cuestiona el “sueño” idealista y propone un límite a la soberanía del sujeto, cuya libertad siempre resulta parcial y condicionada.

Tomó la palabra Ramón Sanz, quien lamentó la ausencia en el acto de Màrius Llop, que había tenido que marcharse instantes antes en respuesta, al parecer, de una urgente llamada telefónica (el cronista se ve obligado a confesar aquí que el incidente fue referido por el mismo Ramón Sanz y que ninguno de los presentes, incluido quien escribe estas líneas, llegó a identificar al perdido y encontrado y otra vez perdido doctor Llop). Ramón Sanz expresó algunas consideraciones acerca de lo bello que se ajustan a lo expuesto anteriormente: el artista no es el dueño último del proceso creativo y, asimismo, el público que contempla padece, respecto de lo bello, el síndrome de Ulises, ante los cantos de las sirenas, en la versión de Marco Denevi, para finalmente proponer que la creación debe conservar su enigma, un enigma que trasciende la idea de autoría.

El concejal de Cultura de El Masnou, Jaume Oliveras, fue el último en intervenir, agradeciendo la existencia de la poesía, de los libros de poesía y, finalmente, de los autores que los escriben, para acabar refiriéndose brevemente a Els pressentiments exemplars, pero evitando tratar algunos aspectos que hubieran resultado extremadamente controvertidos, y nos referimos concretamente al tema de la autoría frente al argumento del sujeto predestinado. Para Freud y Lacan el sujeto siempre es responsable de sus actos y de sus obras, se llame como se llame, Ramón Sanz o Màrius Llop, y hay que recordar la prudencia que Lacan siempre mostró con la idea de individuo, teniendo en cuenta las operaciones lógicas de alienación y separación, argumentando que ésta última se encuentra tras esta cuestión, lo cual hace preferible para el psicoanálisis hablar de personalidad que de persona. Para Lacan el loco es el hombre de un solo personaje, que no se deja seducir por la polifonía de la muchedumbre interior.

Andrei Distrievich