miércoles, 20 de enero de 2010

Inventario

A lo largo del tiempo, he ido publicando cosas en la red, reseñas, artículos y otros textos dispersos que ahora quiero reunir aquí, antes de que yo mismo los olvide o, parafraseando el título del espléndido thriller de Sidney Llumet, antes que el diablo sepa que he muerto. No es un modo de hablar ni una variación de la captatio benevolentiae. Fiel a aquello que decía Kipling de que no se puede exigir a un autor que además de crear sus obras se preocupe de ellas, a veces, ni siquiera recuerdo los títulos de mis libros. Así que iré poniendo por aquí algunos poemas y textos críticos (y quién sabe qué otras cosas que ahora no recuerdo) publicados con anterioridad, con la única intención de exorcizarme de la impresión de aquel poema de Raymond Carver, "Sangre":

Éramos cinco a la mesa de juego
sin contar al croupier
y su ayudante. El hombre
(de) junto a mí tenía los dados
en la mano.
Se sopló los dedos, dijo:
¡Vamos, pequeños! Y se inclinó
sobre la mesa para tirar.
En ese momento, una sangre roja brotó
de su nariz, salpicando
el verde paño de fieltro. Soltó
los dados. Se echó hacia atrás pasmado.
Y luego aterrorizado cuando la sangre
corrió por su camisa abajo. ¡Dios mío!
¿qué me está pasando?
gritó. Se agarró a mi brazo.
Oí funcionar los motores de la Muerte.
Pero en aquella época yo era joven,
y estaba borracho, y quería jugar.
No tenía por qué escuchar.
Así que me largué. No me volví ni siquiera,
ni encontré esto dentro de mi cabeza, hasta hoy.

No hay comentarios: