A finales del mes pasado J.
Jorge Sánchez presentaba en Madrid su último trabajo poético, Bajo la lluvia, que inaugura la colección
Visual Poética de LVR[ediciones, y que cuenta con la compañía de las fotografías
de José Naveiras García.
El libro constituye, como
declara la misma nota de prensa de la editorial, una colaboración entre dos
disciplinas artísticas, no una simple adición de las mismas. Sé que José
Naveiras tiene ya una larga experiencia como diseñador de portadas,
cooperaciones similares a Bajo la lluvia, además de sus series fotográficas
independientes. Poco entiendo de fotografía, como de las artes plásticas en
general. A lo sumo, soy capaz de decir, a veces no sin ciertos titubeos, que
una fotografía me gusta o me disgusta. Algunos dirán, no sin algún fundamento,
que con eso es suficiente. Al fin y al cabo, tampoco entiendo de mujeres pero
soy capaz discernir, conforme a mi criterio (el único que me interesa en este
aspecto), si encuentro hermosa o no a una en particular. Independientemente de
mis conocimientos, siempre soy fiel a mi propia estética. Sin otro elemento de
juicio, también resuelvo aceptar sin vacilaciones, que la obra de José Naveiras
me gusta y me interesa.
En cuanto a la poesía, la
perspectiva es diferente: la leo con la convicción de que la entiendo, y la
estimo en función de esa íntima certidumbre. En este caso, independientemente
de mis conocimientos reales, soy siempre también honesto con mi propia fe.
Conozco, además (o al menos he leído con insistencia), los anteriores trabajos
poéticos de J. Jorge Sánchez, una obra siempre en construcción por la continua
reflexión exigida a sus lectores, y fuertemente intervenida por la filosofía,
la ética, la historia y la política (muestra de todo ello y más es también su blog Bajo la lluvia). Dos libros preceden a Bajo la lluvia: el osado, por el tema y su tratamiento, Del Tercer Reich y el sorprendente Filosofía de la minucia, que, haciendo
uso de una primera persona femenina, contrasta la cotidianeidad con temas de
grandes autores de la historia de la filosofía.
A la espera, llena de ávida
impaciencia, de tener entre mis manos Bajo
la lluvia y poder leerlo y comentarlo, reproduzco uno de los textos de Filosofía de la minucia, muestra de lo
que he comentado y sobre todo de todo eso que admiro porque yo no soy capaz de
decir (pero dejo aquí un comentario extenso del libro: Filosofía de la minucia):
EL
CAPITAL
Karl
Marx
En ocasiones los versos cruzan
mis labios
mientras espero que le quiten
la piel al lenguado
y le extraigan la espina
central;
mientras las manzanas van
depositándose en la bolsa
para ser calibradas;
mientras acomodo los huevos en
el carro de la compra
buscándoles esa posición que
garantice su supervivencia.
Cruzan mis labios con premura,
carentes de ritmo y sonoridad,
de sentido,
y se pierden porque no tengo
dónde apuntarlos
porque no tengo armas para
obligarles a frenar.
Se pierden aunque intente
repetirlos
y acelere el paso y desestime
los comentarios de los tenderos.
Se pierden.
Se pierden incluso en casa,
mientras estoy fregando los
platos
creyendo que la espuma del
lavavajillas es hermana de la del mar;
mientras baño a la cría
y al aclarar su cabello
enjabonado me acerque a la ducha tras la playa;
mientras recojo los platos de
la cena
como si de un piscolabis
nocturno en jardín veraniego se tratara.
Se pierden porque nunca termina
de llegar
ese acontecimiento propicio que
interrumpiría
la cadena de tareas que se
ligan fervorosamente.
J. Jorge Sánchez, de Filosofía de la minucia, Bartleby, 2008)
2 comentarios:
Interesante filosofia/poesia cotidiana
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