lunes, 1 de febrero de 2016

Mierda



La Organización Mundial de la Salud propone la calificación de películas para adultos de aquellas cintas en la que aparecen personajes fumando. Bien, bien. Ya basta de pervertir a los jóvenes y de incitarlos a chamuscar su vida. Mejor quemar el arte.
Ya puestos, se podría hacer lo mismo con todas las películas en las que aparece un político corrupto, porque estimulan el cohecho y el nepotismo, o en las que alguien atraviesa una calle sin usar un paso de cebra, o se tira un pedo o se mete un dedo en la nariz o si no hace los deberes cuando vuelve de la escuela.
Ya puestos, retomemos la costumbre postrentina de mutilar las estatuas o cubrir con hojas los genitales. Buena parte de los cineastas ya se han visto obligados a esta autocensura.
Ya puestos, desterremos otra vez de la república a los poetas.
Decorum, decorum. Merdam.

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