sábado, 26 de febrero de 2011

Un poema de Fabián Casas

No necesito comentarlo. Me gusta y ya está. Como los buenos poemas, no necesita justificación. La rosa es sin porqué. Florece porque florece.

Sin llaves y a oscuras

Era uno de esos días en que todo sale bien.
Había limpiado la casa y escrito
dos o tres poemas que me gustaban.
No pedía más.
Entonces salí al pasillo para tirar la basura
y detrás de mí, por una correntada,
la puerta se cerró.
Quedé sin llaves y a oscuras
sintiendo las voces de mis vecinos
a través de sus puertas.
Es transitorio, me dije;
pero así también podría ser la muerte:
un pasillo oscuro,
una puerta cerrada con la llave adentro,
la basura en la mano.

FABIÁN CASAS (Argentina, 1965)

El silencio de los silencios

No, no se trata tan solo de un uso retórico del genitivo. Quiero decir que aquí doy fin a todos mis silencios anteriores (bueno, no a todos) y retomo este blog. Mis queridos alumnos (perdón, compañeros) del Taller d'escriptura de los jueves (hablaré de ello más adelante) me han convencido. Su ejemplo (sus corazones tienen más amor que vosotros olvido, perdón, Hugo, y con "vosotros" me refiero a..., pero no quiero hablar, por qué volvéis a la memoria mía, y no puedo dejar de citar) me contagia, y aquí estoy, de nuevo, antes que, de todos modos, se borren mis huellas sobre el polvo.